Oymyakon, en la república rusa de Yakutia, es el polo helado de la Tierra; en 1926 alcanzó la temperatura más baja registrada jamás en territorio habitado: 71,2 grados bajo el punto de congelación (-71,2 ºC). La localidad está situada en el noreste de Rusia, en una meseta a 750 metros sobre el nivel del mar: allí donde el invierno dura como mínimo nueve meses. Debe
su clima extremo a las cadenas montañosas que la rodean, y que impiden
que escapen las pesadas masas de aire frío que cubren el valle como si
fueran de plomo.
Cuando los pescadores de Oymyakon extraen un pez de las aguas cubiertas de hielo, bastan 30 segundos para que esté congelado: tieso como una tabla. Aquí la leche
no existe en estado líquido: sólo se vende en bloques helados de color
mármol. A partir de 52 grados bajo cero dan día libre en la escuela, y
el gran acontecimiento del año es el Festival del Polo de Frío.
Por debajo de menos 45 grados,
la gasolina se congela, el frío quema como si uno se hubiera
embadurnado la cara con una pomada para activar la circulación; la
primera bocanada de aire casi revienta los pulmones, y al cabo de medio
minuto la nariz está entumecida. A partir de los 64 grados
bajo cero, se puede oír cómo se hiela el aliento, se siente cada hueso
del cuerpo como si estuviera congelado y los escupitajos aterrizan en el
suelo en estado sólido. A semejante temperatura no hay prenda en el
mundo que pueda mantenerle a uno caliente más de 15 minutos.
Yakutia es la república rusa
más grande en lo que a superficie se refiere: tres millones de
kilómetros cuadrados (seis veces España). Además es una de las regiones
más ricas de la Tierra: posee reservas de platino, plata, uranio,
minerales con contenido metálico, carbón, petróleo, gas… De
aquí se extrae el 40% del oro ruso, así como uno de cada cinco
diamantes del planeta. Pero sus 950.000 habitantes (densidad: 0,31)
viven apenas por encima del mínimo de subsistencia; toda la riqueza va a
parar a Moscú.
Los yakutos son
un pueblo turco que ha seguido hablando su propio idioma hasta nuestros
días. Colonizaron Siberia en el siglo XIV desde el Baikal, pero luego
los rusos los fueron desplazando a regiones cada vez más
septentrionales. Así es como llegaron a Oymyakon en
1640. El valle parecía ideal para establecerse, puesto que el río
Indigirka no llega a congelarse ni con las más duras heladas debido a la
gran velocidad a que circulan sus aguas. En la II Guerra Mundial,
Oymyakon cobró importancia estratégica, pues repostaban los bombarderos
estadounidenses que atacaban Alemania por el este. Pero una vez
concluida la era soviética, el aeródromo quedó abandonado y fue
convirtiéndose en una ruina.
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la virgennnnnnnnnn q frio
ResponderEliminarJoderrrr y me kejo yo del frio....parese mentira ke viva gente alli y siga viva con esas condiciones....como sera el dia a dia alli...no me lo kiero ni imagina....el ser humano es increible
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