jueves, 9 de febrero de 2012

100 días de sexo

Un matrimonio decide resolver su crisis dedicándose, durante más de tres meses, a mantener relaciones sexuales a diario. Es posible, pero, ¿Es deseable?

A medida que la Historia avanza, el ser humano realiza proezas cada vez más dignas y memorables. Eones atrás apenas si era suficiente enfrentarse contra un ejército de un millón de persas, hace algunos siglos bastaba con lo justo para lanzarse a lo desconocido y dar la vuelta al mundo. Otros han explorado el espacio solo algunas décadas atrás con el único objetivo de tener una reseña en el gran libro de la Humanidad… Pero el hombre de hoy desdeña estas proezas y se yergue sobre hombros de gigante para superar a todos sus antepasados. Y ese hombre, el héroe moderno, es Douglas Brown. ¿Qué tiene este cuarentón, periodista, nativo de Colorado y padre de dos hijos que le coloca al nivel de Leónidas, Magallanes o Armstrong? Pues que durante 100 días seguidos hizo el amor con su mujer. Y todo a petición de ella (este es el verdadero acto heroico: que su mujer le pida sexo 100 días seguidos). El tío sacó rédito de su virilidad y también de su capacidad para los negocios: publicó un libro (Just Do It o Simplemente házlo) que hasta podría convertirse en una edulcorada sesión de tarde de la mano de Warner Bros. El libro recorre, durante 300 páginas, las odiseas de una familia normal para endilgarle sus hijos a la parentela más cercana y así poder abandonarse a los regocijos lúdico- sexuales, el yoga, los baños de espuma y los masajes. Estas lubricidades ocupan unas penosas 20 páginas del libro y con un lenguaje poco explícito y menos libidinoso que el de una declaración de la renta. El resto es el relato del canguro perdido y la búsqueda del abuelo. Pese a todo, el libro plantea ya no solo si es necesario airear las intimidades más personales (Relato de mis 50 días a base de fabada y sus consecuencias, podría ser otro éxito), sino si es posible, deseable y aún rentable (en términos afectivos y sexuales) llevar a cabo este tipo de maratones. El hombre, como especie, posee una ventaja sobre la mayoría de los seres vivos: no tiene celo. Esto le permite liberar su instinto de procreación independientemente de estaciones, feromonas y ciclos.


Fuente: http://www.quo.es/sexo/practico/100_dias_de_sexo

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